El partido México-Costa Rica ha sido, desde antes de jugarse, el negocio más importante de los Ticos en los últimos cuatro años y, sin duda, del hexagonal.

Hace casi dos meses, cuando se pusieron a la venta los boletos para el encuentro, los Ticos arrasaron en tan sólo dos horas con las casi 17,000 localidades del Estadio Ricardo Saprissa, es
decir, en promedio se vendieron unos 17 boletos por minuto, a diferencia del cotejo ante Honduras, donde los locales compraron siete boletos por minuto de acuerdo con un estudio de Special ticket, la empresa que maneja el boletaje de la Selección centroamericana.

Para el partido de este sábado el negocio está completo. En datos obtenidos por El Economista, el estadio tendrá ingresos de taquilla y venta al interior del estadio de 100 millones de colones, que en dólares representa 170,000.

Juan diego Villarreal, especialista del diario El Día de Costa Rica, asegura que en los otros partidos del hexagonal la taquilla había sido en promedio de 50,000 dólares.

“pero con el movimiento de la gente que viene del extranjero, las ventas y otras cosas puedes mover unos 100,000 dólares”, asegura.

“México es el equipo más arraigado en la Concacaf, tiene la mejor liga, entonces siempre está esa espinita, también está el hecho de que desde 1992 no se le gana a México en Costa rica, pero queremos esos tres puntos”, confiesa el periodista.

La reventa también ha hecho un gran negocio. Una entrada de 9 dólares la venden en 35 y las que son de 35 llegan a estar hasta en 85.

La visita del Tri a Centroamérica generó tanta expectativa, que incluso se vendieron entradas falsas, alrededor de 5,000, desde el interior de Special ticket con la final de obtener mayores
ganancias.

“El problema más grave explotó cuando se detectaron entradas falsas y luego gemeleadas, es decir, estaban duplicadas y en los últimos días se han detectado muchas entradas de este tipo”.

La Federación detectó que se estaban falsificando las entradas, pidió a quienes tuvieran boletos, fueran a cambiarlos por unos nuevos y más seguros, y fue entonces que se dieron cuenta que había varias personas que tenían el mismo número de boleto.

“Es algo que nunca se había visto, alguien se dio cuenta del negocio que representaba y duplicó los boletos y los vendió”.

Via. El Economista