Tegucigalpa, Honduras.- Roberto Micheletti, un político de larga trayectoria que falló en tres intentos electorales por alcanzar la presidencia de Honduras, de la noche a la mañana coronó su carrera con un imprevisto salto al poder, impulsado por militares.

El político, que suma más de 30 años en el Congreso Nacional de Honduras, amaneció el lunes 29 de junio como primer mandatario de la nación, tras la captura y expatriación por militares del presidente Manuel Zelaya.

Micheletti fracasó en tres intentos por llegar a la presidencia vía las urnas, pero de forma inesperada ascendió al máximo cargo político del país centroamericano, designado por sus colegas diputados a raíz del golpe de Estado contra el presidente Zelaya.

Los detractores del gobernante designado por el Congreso aseguran que su arraigo político es tan pobre que en la serie de procesos electorales en que se presentó, apenas consiguió un tercer lugar en su mejor participación en procesos electorales.

El presidente designado fungirá en el máximo cargo político del país durante un semestre. Terminará el período constitucional que corresponde a Zelaya y, tras convocar a las elecciones en noviembre -según prometió- entregará el cargo en enero próximo.

Una vez en el poder, el experimentado político ha desafiado a la comunidad internacional que exige la restauración del orden constitucional y la restitución de las funciones presidenciales de Zelaya, expulsado al exilio en Costa Rica por los militares.

Como parte de la difícil relación con la comunidad internacional que se perfila, el gobierno interino de Micheletti anunció casi a la media noche del viernes en una cadena de radio y televisión la renuncia de Honduras a la Organización de Estados Americanos (OEA).

Micheletti se adelantó a marginar a su país de la OEA, ante la certeza de que el organismo continental aprobará por unanimidad este sábado en su asamblea en Washington la suspensión de Honduras por mantener "la ruptura del orden constitucional".

El gobierno golpista de Micheletti se desentendió de las gestiones diplomáticas directas del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, quien visitó el viernes Honduras para instar a las autoridades del país a retomar la senda del orden constitucional.

Contra viento y marea, el experimentado político hondureño pretende mantenerse al frente del gobierno "legalmente constituido", para lo cual advirtió que se cumplirá la orden de captura que emitieron las autoridades judiciales contra el presidente Zelaya.

De esa manera cerraría la posibilidad del retorno al país del presidente Zelaya, quien esperaba los resultados de la intermediación de la OEA. La llegada del derrocado presidentes, dos veces pospuesta, se espera para mañana domingo.

Micheletti defiende su derecho a ejercer la presidencia con el argumento de que Zelaya fue destituido por el Congreso, con base en delitos de traición a la patria, usurpación de funciones y abuso de autoridad, entre otros, cometidos por el depuesto gobernante.

Afirma además que su gobierno no es golpista, aún cuando los militares sacaron con violencia al presidente Zelaya y lo subieron a un avión que lo expulsó del país, en virtud de que ningún jerarca castrense figura en su administración.

Luego de la acción a cargo del ejército, el Congreso Nacional se declaró en sesión extraordinaria en la que oficializó el fin del gobierno del presidente Zelaya con una resolución que los destituyó del cargo.

Si no encabeza un gobierno militar, Micheletti se ha esforzado por parecerlo al imponer un toque de queda desde el domingo pasado, y avalar un decreto que restringe garantías constitucionales de la población, en aras de "mantener el orden público.

Via. Notimex