Por Notimex
23/12/2008

Belén, Israel.- El mal tiempo, con fuertes vientos y amenazas de lluvia en los próximos dos días, eclipsa la celebración de la Navidad en la ciudad donde nació Jesús, pese a que la afluencia de peregrinos es la más numerosa desde 1999, antes de comenzar la Segunda Intifada.

Las temperaturas en Belén y toda la región bajaron este martes de forma drástica y dificultan la estadía en una ciudad que se ubica en los límites del desierto de Judea y a gran altura, lo que hace que la sensación térmica sea aún más baja que la temperatura en sí.

La ola de frío ha sorprendido porque en las últimas semanas hubo temperaturas muy moderadas y se esperaba que esta semana favorecieran unas celebraciones en las que participan, por primera vez en años, decenas de miles de peregrinos.

Según datos del Ministerio de Turismo de Israel unos 60 mil peregrinos cristianos deben visitar los lugares sagrados para el cristianismo hasta finales de mes de diciembre y la inmensa mayoría de ellos pasará al territorio de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).

Belén se ubica a pocos kilómetros de Jerusalén, casi pegada a los barrios más sureños de la ciudad santa, aunque separada de ella por un muro de hormigón de casi nueve metros de altura que serpentea entre ambas y que delimita de facto la jurisdicción entre ambos pueblos.

Sus 37 mil habitantes, un nido cristiano entre una mayoría musulmana, se ven muy afectados a diario por la existencia del Muro, por el impacto que tiene en su libertad de movimientos."Para nosotros es imposible ir a Jerusalén, porque no tenemos el permiso para cruzar el muro", afirmó a Notimex, Nasser Barhum, un habitante de Belén de 34 años que a duras penas subsiste del trabajo esporádico que consigue en su ciudad natal.

Belén, donde se halla la Basílica de la Natividad, fue siempre una de las ciudades más prósperas de Cisjordania gracias al turismo cristiano, pero durante la Intifada de Al Aksa de los campos refugiados de alrededor -de mayoría musulmana- salieron numerosos suicidas que estallaron en Jerusalén.

En 2003, Israel levantó el muro y ahora son unos pocos miles los palestinos que pueden cruzarlo.Pero tratando de alentar el turismo, Israel garantiza desde hace unos años que los peregrinos que quieran desplazarse a Belén puedan hacerlo y este año se rompió un récord histórico con una cifra de 1.3 millones de turistas.

"Los beneficios que dejan no son tan importantes como se desprendería de semejante cifra de turistas, porque la mayoría no duermen aquí, sino que regresan a Jerusalén", explicó Mohamed, un veterano guía y operador turístico.Para atraerlos, Belén se ha vestido de gala hace ya unas semanas, con un mercado navideño, grandes carteles de bienvenida y felicitando la navidad en varios idiomas, árboles navideños y luces.

"Inshala (Si Dios quiere)", respondió Nasser con una sonrisa sobre el previsto aluvión de turistas que pasarán la Nochebuena en los hoteles de Belén y que llenarán sus restaurantes en la cena que precederá a la Misa del Gallo a medianoche, transmitida en directo por televisión a todo el mundo.El epicentro de las celebraciones es la Plaza del Pesebre, fuera de la Basílica, donde este miércoles darán comienzo las celebraciones cuando llegue el Patriarca Latino de Jerusalén, Fouad Twal, en medio de las marchas que tocarán cientos de coloridos boyscouts de Cisjordania e Israel.

Twal, máximo jefe de la Iglesia Católica en Tierra Santa, deberá luego entrar en procesión a la Basílica por una pequeña puerta que le hará agacharse en señal de humildad, tras lo cual se reunirá con los notables de la ciudad.Por la noche, una misa en varios idiomas, entre ellos el castellano, atraerá a miles de peregrinos, si es que las inclemencias climáticas no se convierten en un obstáculo.